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ROSA MONTERO: Miedo/ Allanan una comisaría por venta de droga


Miedo
El País-7 de septiembre de 2010/ El otro día me espantó leer un reportaje sobre la violencia y corrupción de la policía argentina. Al parecer comete secuestros, extorsiones, asesinatos. Un 61% de los argentinos cree que los policías están involucrados en el crimen, y el 15,6% ha tenido que pagarles sobornos. No me esperaba una situación tan mala. No se lo merece ese país espléndido.
Un diplomático español me dijo hace años que, cada vez que pisaba un país nuevo, se fijaba en dos detalles para hacerse una rápida y rudimentaria idea de su nivel de desarrollo: la salud dental de sus habitantes y la cantidad de pintura que se empleaba en las carreteras. Me pareció una observación ingeniosa, porque esos dos valores son como puntas de iceberg de estructuras económicas y sociales mucho más complejas. Viendo lo de Argentina pensé que había otro valor con el que medir el nivel de democracia de un país: la intensidad del miedo que experimenta la población hacia sus fuerzas de seguridad. Crecí en la dictadura de Franco, y puedo dar fe de que la policía, los grises, nos aterraban a todos. No solo a los progres, sino a la práctica totalidad de la ciudadanía. A todos se nos encogía el corazón cuando nos pedían el carné: no se puede confiar en las Fuerzas del Orden cuando defienden un orden arbitrario. Y uno de los síntomas más claros del profundo cambio democrático español es justamente ese: hoy nos fiamos de la policía, nos tranquiliza su presencia. Hemos recorrido un largo camino hasta llegar a esto. En la hermosa Argentina, en cambio, tienen una policía aterradora. Todos sabemos de los excesos del Gobierno de la siliconada Kirchner (su acoso a los periódicos, por ejemplo), pero estos polis de película de terror pueden dar una idea aún más precisa del nivel de abuso, del deterioro democrático al que están llegando. Cuando la justicia flaquea, engorda el miedo.
Allanan comisaria por venta de droga
La Gaceta de Tucumán-Domingo 12 de Septiembre de 2010 | Según una denuncia, un hombre que está detenido en El Manantial desde hace 11 meses le estaría vendiendo estupefacientes dentro de la dependencia a jóvenes de la zona. Gendarmería concretó un operativo, pero no encontró nada. ¿Una filtración?
"El señor que está detenido en la comisaría de El Manantial sale y le vende drogas a los chicos de la zona. Tengo pruebas". El dato cayó como una bomba. El juez federal Mario Racedo comenzó a cotejar la información y se dio cuenta de que lo que tenía entre manos era grave. Entonces no dudó e impartió una orden histórica: Gendarmería debía allanar la comisaría de El Manantial para buscar estupefacientes. Más de 40 uniformados rodearon la dependencia, ubicada frente a la plaza de la ciudad. Lo único que encontraron fue al detenido que había sido acusado por el informante: Cristian Achén estaba tranquilamente tras las rejas de su calabozo. Pero su hermano Fernando no, y la Justicia Federal no sabía que había sido trasladado a otra comisaría, la de Lules, ya que se habían peleado entre ellos según la Policía. Otra versión asegura que Fernando Achén fue encontrado en la calle y que cuando los policías se enteraron del operativo, lo llevaron rápidamente a la comisaría de El Manantial para no levantar sospechas. La Justicia Federal inició una investigación de oficio ya que se sospecha que hubo una filtración de información, por lo que en la comisaría ya sabían que se iba a concretar el operativo.

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